2 Corintios 2:11 para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones.
Cuando leemos las Epístolas de la Biblia, sabemos que
todos ellas tenían un autor y una dirección a alguien específico pero todas
ellas tienen un propósito. Quieren decir algo y comunican una Verdad. Ninguna
de ellas fue hecha sin propósito, tiene una forma y un porqué. Cada una de
ellas trae instrucción, revelación y corrección a la iglesia.
En la carta a los Corintios habla acerca de que haya
orden. En Efesios, está demostrando que la iglesia es el cuerpo de Cristo ante enseñanzas que llevaban a la gente a
pensamientos de ser simplemente asistentes
de la iglesia sin una mayor identidad. A los Gálatas fue escrita para traer corrección
y enseñanza contra lo que era la tradición religiosa y la gente que estaba influenciando
a los creyentes para que se vuelvan a la tradición judía, sometiéndose a la ley
judía y se retomen las costumbres judías.
Cada carta tiene un propósito de enseñanza, ánimo,
corrección y defensa a la iglesia.
1 Pedro 5:8 Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
Hay maquinaciones y artimañas y una intención del
diablo a destruir. Debemos tener claro: Tenemos
un enemigo.
El diablo no es rojo, ni tiene trinche, cachos y cola.
Tampoco vive en el infierno, ni es el supervisor del infierno. El infierno ha
sido preparado para el diablo y sus ángeles y es un sitio de castigo. El no
administra los castigos. El será castigado ahí. El diablo es un ángel que fue
llamado Luzbel y fue el encargado de la alabanza en el cielo, era tan hermoso
que al verse así corrompió su corazón al tratar de hacerse igual a Dios. Fue
juzgado y expulsado del cielo. El se hizo enemigo de Dios y busca dañar el
corazón de Dios. ¿Como lo hace? Dañándote
a ti.
Juan 3:16 "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, sino que tenga vida eterna.”
Es ese amor tan grande lo que él quiere dañar. Si algo
ataca a tu familia, te puede dañar a ti por el amor que les tienes. Por eso el
te daña a ti para dañar el corazón de Dios.
El es un enemigo real. La gran trampa que él ha
levantado es que la gente piensen en el con fantasía. Goethe escribió “El
Fausto”, donde una persona le vendió su alma al diablo por su obsesión con una
mujer y al final el diablo le cobró. La gente se cree esas cosas. A un las
pinturas de la edad media hacen que se tenga un imagen distinta a la real como
si fuera un personaje imaginado. No pueden creer que exista un ser perverso y
que lo único que hay en él es el deseo de hacerte daño.
Así como Dios nunca quebrara su compromiso de amor
inmerecido contigo, el diablo te odia de la misma manera, así no te lo merezcas
y nunca va ceder.
Así como crees en lo que Jesús hizo por ti en la cruz,
la Biblia también nos enseña que tenemos un adversario que tiene maquinaciones,
pensamientos perversos acerca de nosotros. El quiere apartarnos de la verdad y
destruirnos. El solo tiene un método para actuar. La palabra método significa
“un camino”. Su método se llama EL
ENGAÑO.
El engaña a la gente. Para que alguien sea engañado,
el engaño tiene que estar cubierto, tiene que estar disfrazado. Ese engaño es
como un anzuelo. Tiene una apariencia de verdad, pero que detrás hay muerte,
daño, destrucción. Es por eso que debemos estar alertas, velando.
Jesús nos dejo suficiente información para que
nosotros sepamos lo que somos para Dios, cuanto nos ama y lo que no ha dado. El
diablo te hace ver que “no necesariamente va ser así” o quiere hacer pensar a
la gente que una enfermedad es voluntad de Dios. Aun si fuera irreversible Dios
sigue diciendo “por Su llaga ustedes han sido curados”.
El engaño viene envuelto, muchas veces tomando un
versículo de mala manera. Hay gente que dice que Dios puede dar bien y dar mal
y que nos conformemos con “su voluntad”.
Esto nunca es así. El siempre tiene una Buena voluntad hacia las personas.
Entonces ¿Por qué pasa lo malo a las personas buenas? Porque no tiene nada que
ver con la bondad. Las cosas no pasan porque tengan que ver con la bondad o
maldad.
SI bien nuestras acciones siempre traerán resultado,
si una persona fuma por años, Dios no lo castiga con enfisema pulmonar, es su
consecuencia. Debemos cuidarnos de no ser engañados. “Para que Satanás no se
aproveche de nosotros”.
El diablo toma ventaja sobre nosotros, el diablo no le
interesa llevar gente al infierno pues él sabe que va sufrir ahí. El quiere
dañar el corazón de Dios, dañándote a ti y además daña el plan de Dios para tu
vida y frena que el Nombre de Jesús sea conocido. Si él puede engañarte lo
suficiente para que toda tu atención este en tu vida y tus problemas entonces
nunca podrás extenderte.
Él pone en tu corazón las ofensas. Todos tenemos
razones alguna vez para ofenderte y nunca faltan los “cizañeros” que hacen
crecer tu ofensa. La Biblia dice que la ofensa es una raíz de amargura que
termina destruyendo. La amargura y la falta de perdón son un cáncer a los
huesos, destruyen tu salud y por ende tu vida. Muchas veces los resentimientos
causan condiciones físicas.
El perdón debe estar en nosotros siempre, a veces es
difícil renovar nuestra confianza cuando la actitud de la persona no cambia,
pero eso no nos exenta de no perdonar. Dios nos perdona y no vive ofendido, el
nos ama y la actitud que quiere de nosotros es que andemos en ese amor.
La ofensa es un engaño del diablo. La persona pone su
mirada en sí misma y se pone de víctima y de juez.
La palabra “maquinaciones” (Artimañas) describe a una
mente que sea esquemática, calculadora, desviada, astuta y sutil. El diablo es
asertivo, está dirigido a algo y es sacarte de tu comunión con Dios y de Su
camino. El camino de Dios es andar en la luz de la Palabra y es andar en amor
que es esperar lo mejor de todos.
Lo que tenemos que hacer es acercarnos siempre a la
Palabra de Dios. La luz es la vida de Dios que emana de Su Palabra, del entendimiento
de lo que dice que somos, tenemos y podemos hacer. Andar en amor es una actitud
de la voluntad. Yo voy a caminar de esa manera. Recordemos que Dios ama a la
persona que nos ofendió y por quien envió a Jesús a la cruz, es por eso que no
podemos tener nada en contra del objeto del amor de Dios.
Jesús tuvo motivos para ofenderse. Los discípulos
fueron testigos de todo el poderoso ministerio de Jesús y lo amaban, el día que
lo tomaron preso, todos ellos huyeron. Sin embargo Jesús en Juan 17 oro por
ellos como si nunca fueran capaces de hacerlo, aun así nunca salieron a
defenderlo, Pedro lo negó 3 veces. Jesús pudo ofenderse con los discípulos, con
quienes lo crucificaron, con Pedro, pero no lo hizo. El dijo “Padre perdónalos,
porque no saben lo que hacen”.
Cuando Jesús resucito y jalo a Pedro a un lado no lo
recriminó le dio un encargo “Cuida mis ovejas”. Jesús no lo estaba haciendo
sentir mal sino restaurándolo y atrayéndolo al ministerio que él tenía que hacer.
¿De dónde vienen las ofensas? Es una trampa del
diablo. La ofensa es el mayor daño que se produce en un corazón. Porque la
Biblia dice que “la fe opera por el amor” y cuando hay ofensa no hay amor,
entonces la persona no puede fluir en su fe, porque la fe opera por el amor.
La ofensa mata y destruye pero es decisión nuestra el
aceptar o no aceptar la ofensa. Jesús dijo que nosotros hemos sido llamados a
amar a nuestros enemigos, bendecirlos (hablar bien de ellos) y cuando alguien te habla mal de alguien o se
queja por lo que “ha sido dañado” no lo debes aceptar porque esa persona está
haciendo lo contrario a lo que Jesús dijo: “ama a tu enemigos”.
La palabra amor viene de la raíz de Honrar, tú no
puedes amar a una persona y deshonrarla. Si tú amas, tú vas a dar honor. El
verdadero amor pone a la persona en un lugar especial, lo vas a honrar sobre
todo. Cualquier cosa que hagas de manera egoísta va a terminar dañando a quien tú
debes honrar.
El amor es entrega absoluta y mira más allá de las
emociones. Es muy fácil amar a tus amigos, pero Jesús dijo “ama a tus
enemigos”. Si yo amo a mi enemigo voy a hablar bien de Él.
Si tú estas consciente del pecado de alguien no estás
consciente de la cruz y debes estar consciente de la cruz y por ende amarlo, bendecirlo,
hablar bien de él, hacerle el bien y orar por él.
Dios lo ama tanto como te ama a ti. Dios quiere el
bien de esa persona entonces ¿Qué es lo que tú debes querer? Tú te debes poner
de acuerdo de Dios y no con el diablo hablando mal de esa persona. Nuestra
oración por esa persona es que se levante la Palabra, que cumplan la voluntad
de Dios en sus vidas y que el bien de sus corazones crezca. Cuando les vaya
bien debemos alegrarnos y darle gracias a Dios.
Las maquinaciones del diablo tratan de separarnos y
destruirnos. Si tenemos enemistad y competencias no podremos seguir lo que Dios
quiere para nosotros. Debemos tener la plena seguridad que está Dios a favor
nuestro y que su Palabra ha sido diseñada para fructificar nuestras vidas y que
toda obra de nuestras manos va ser bendecida.
No dejes que las cosas que ocurren estropeen tu vida y
tu corazón. Amar, bendecir, hacerles el bien y orar es la manera en que
cuidamos nuestro corazón contra las artimañas del diablo que tratan de desunirnos
y de traer situaciones destructivas a nuestras vidas.
Lucas 9:1
Reuniendo a sus doce discípulos,
les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar
enfermedades.
Lucas
10:19 Os doy potestad de pisotear
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Así como tienes autoridad contra toda enfermedad,
demonios, etc, también tienes autoridad contra todo aquello que está separando
el cuerpo de Cristo.
El diablo siempre va buscar como puede desviarte de tu
destino, como sacarte del plan de Dios. Pero hay gente que se deja mover
fácilmente del plan de Dios por las ofensas y adonde se va se lleva sus
problemas, ofensas y limitaciones.
La gracia de Dios puede estar extendida hacia esas
personas pero esa gracia necesita que creas y actúas en base a lo que crees de
la Palabra sino es estorbada por el pecado de la ofensa.
El diablo es tu enemigo, tómalo en serio y párate
firme en la Palabra, resiste en el día malo y cuando acabe todo, mantente firme.
Tienes un enemigo pero ese enemigo esta derrotado,
Cristo lo venció y esa autoridad te pertenece a ti, pero tienes que usar esa
autoridad y permanecer en ella.
Tenemos un enemigo pero tenemos la victoria. Esa victoria
es nuestra seguridad.