martes, 24 de abril de 2012

JUSTIFICADOS POR SU GRACIA


“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hechos, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que JUSTIFICADOS PPOR SU GRACIA, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” Tito 3: 4-7 RV60.

La obra de la justificación no es el resultado del cumplimiento de la Ley del Antiguo Testamento, tampoco lo es por el cumplimiento de ordenanzas religiosas o sacramentos, ni lo es por buenas obras que podamos hacer. Es decir que la  salvación no puede ser obtenida por ningún ser humano, sin importar cuanto lo desee o se esfuerce. (Gálatas. 2: 16)
Este pasaje nos muestra que fue Dios el autor de nuestra salvación y nos dice que lo hizo manifestando, esto es poniendo en evidencia, Su bondad y Su amor para con nosotros. Toda obra de Dios manifiesta su carácter por completo. En la obra de Cristo el ejerció su justicia y rectitud al terminar con la obra del pecado en la Cruz. Hebreos dice que esto fue hecho UNA VEZ Y PARA SIEMPRE. Es decir todo lo que había que hacer ya fue hecho. Por esto la escritura dice que Dios no está tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados. El puso en la cruz sobre Cristo la naturaleza de pecado y el castigo por nuestras iniquidades fue sobre Él. Nadie puede agregar algo a la obra de la Cruz, si trata de hacerlo se aparta de la efectividad de la obra terminada por Jesús.

Nos dice que sin importar cuantas obras de justicia (Buenas obras) podamos hacer nunca alcanzaríamos la salvación que se ofrece solo por la fe en Cristo, Esto es una demostración de Su misericordia. La misericordia no es sentir pena o lastima por un necesitado; la misericordia es darse cuenta de la necesidad de alguien y usar todo recurso para ayudar, satisfacer o librar al que no puede hacer algo por sí mismo. Nuestra situación sin Dios era desesperada, sin solución humana, completamente perdidos. La misericordia de Dios actuó en nuestro favor entregando a Su Hijo para rescatarnos de la miseria en que nos encontrábamos. Hemos sido regenerados (Nuevas criaturas) y renovados en el Espíritu Santo. Nuestra situación ahora es diferente, ya no estamos perdidos, en necesidad y alejados de Dios. Somos Sus hijos, Su vida está en nosotros ahora, Su Espíritu Santo está en nosotros ahora, Somos participantes de la naturaleza divina.
El Espíritu Santo ha sido derramado abundantemente EN NOSOTROS, no dice sobre nosotros, sino en nosotros. Está es una realidad que todo creyente debe de tener en cuenta pues este derramamiento nos habla del amor de Dios derramado en nuestros corazones, del poder que Dios nos da para vivir en victoria, santidad y con gozo en medio de toda situación.

Dice este pasaje que hemos sido JUSTIFICADOS POR SU GRACIA, es decir que Dios nos la ha otorgado por derramar su amor inmerecido hacia nosotros. Está justificación nos lleva a ser participantes de la herencia de los hijos de Dios, pero también nos capacita para vivir una vida diferente.

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación de todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” Tito 2: 11-12 RV60

El entendimiento de la gracia nos lleva a vivir en el poder de la nueva creación, que el Espíritu Santo a creado en nosotros (Ef. 2 10). Este vivir en el poder de Dios, guiados por el Espíritu de Dios no es un actuar para ganar el favor de Dios, sino, el resultado de entender que tenemos el favor de Dios. El corazón agradecido buscará más de Dios, alabándolo, proclamándolo, viviendo como hijos de luz, andando en amor.

Dios los siga bendiciendo.

Ps. Hernán Paredes Romero.

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